Un estudio de la UADE encontró irregularidades en el rotulado de productos que pueden encontrarse en cualquier góndola; el Gobierno y las empresas del sector debaten los cambios que se introducirán en la regulación vigente
En la Argentina lo "trucho" puede alcanzar puntos extremos. Esto ocurre, incluso, en su industria más relevante, la de alimentos. Sobran ejemplos: el vino Sol Cuyano, que se vendió con alcohol metílico, quesos rallados con aserrín o pimentón con polvo de ladrillo y, más cerca en el tiempo, productos de panadería con bromato de potasio, un aditivo prohibido en el país en 1998.
La actualidad es hija de las sutilezas. Reinan los que esconden en la información de los envases ingredientes que sólo un laboratorio puede detectar. En el rubro galletitas, por ejemplo, un 17% de las primeras marcas no cumple con lo que afirma la etiqueta de información nutricional. Ese porcentaje trepa al 50% en las segundas marcas. Éste es uno de los datos de un análisis de la carrera de Ingeniería en Alimentos de la Universidad