viernes, 15 de mayo de 2015

La Palmera Yatay, una opción para la Mesopotamia

La palmera Yatay (Butia Yatay) brinda al pequeño productor la posibilidad de hacer uso de plantas antiguas y longevas de hasta 300 años a través de su fruto industrializable para varios mercados ligados a la gastronomía, mientras brinda servicios ambientales a incontables especies de aves locales. En adición se puede desarrollar la actividad de obtención de plantines para el mercado ornamental, aumentando y favoreciendo la valoración de la flora nativa local y exportando fuera de la región hacia las grandes ciudades, así como a nuevos mercados que permitan generar divisas.
El cultivo requiere de suelos neutros bien drenados, tolerando ligeramente alcalinos también, acompañados de extensa radiación solar; además, es imprescindible contar con altos niveles de humedad para su crecimiento, a pesar de que la palmera yatay logra alta tolerancia a las sequías y a las heladas en estadíos posteriores. Tanto es así que su adaptación a climas continentales es considerablemente alta. Lo mismo
sucede con el viento, una vez que sus raíces logran el agarre apropiado. La dormición de la semilla puede ser prolongada siendo manejable a través del manejo en ambientes controlados característicos de la actividad viverista y bajo invernáculo.
La conservación de la biodiversidad bajo estos esquemas también brinda el potencial de la comercialización del recurso genético a través del desarrollo de patentes y royalties, como bien supo generar el INTA Castelar en el Área de Floricultura. Por este motivo, hay que resaltar la importancia del análisis de los ecosistemas a través del modelo “del Rulemán”, aplicado a la biodiversidad para poder valorar todas las sinergias que se presentan en un ambiente dinámico en contraposición al paradigma decisorio resultado de la comparación del margen bruto de un producto versus otro en forma aislada.
Es por eso que al recorrer regiones de alto potencial con un pasado reciente marcado por la deforestación y desertificación, se reitera en las localidades la frase “lo que en otros lados se desconoce y valoraría, aquí sobra y no se aprovecha”. Así, se vuelve urgente el cambio de paradigma en el modelo productivo para el aprovechamiento de los recursos naturales nativos de cada región en forma sustentable, sin descuidar que sea rentable en el corto plazo y con generación genuina de desarrollo local.
Ejemplo válido de esto es la zonificación como “sitio RAMSAR” número XX, correspondiente a la zona de Entre Ríos, donde se destacan entre otros el Parque Nacional El Palmar y la reserva provincial de Vida Silvestre La Aurora del Palmar, certificado con normas IRAM. Ahí se protege y se preserva el humedal con todos los servicios ambientales que incluye la normativa vigente en términos de conservación del agua, recursos naturales y suelos, acompañado del beneficio extra que se complementa con actividades de ganadería, agricultura, fruticultura, pesca artesanal sustentable, investigación y capacitación.

Fuente: Agromeat

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