jueves, 12 de marzo de 2015

Nuevas tecnologías para futuros alimentos

Un consorcio público-privado en el que participa el INTA presentó un proyecto que busca desarrollar el perfil innovador y la capacidad tecnológica de la industria agroalimentaria argentina para el 2030.

Investigadores argentinos buscan promover la adopción de tecnologías de procesamiento para impulsar la industria de alimentos y bebidas en la Argentina y convertirla en uno de los principales países exportadores hacia el 2030.
“Trabajamos en una agenda que está dirigida a la industria alimentaria argentina para incrementar la competitividad, el perfil innovador y la capacidad tecnológica en lo relacionado con el procesamiento de alimentos”, explicó el especialista en organización e innovación institucional del INTA, Roberto Bocchetto.
Para el 2030, en el escenario mundial el crecimiento poblacional se concentrará en Asia (principalmente en la India y China), lo que demandará mayor cantidad de alimentos y, al mismo tiempo, un mercado consumidor mundial más exigente demandante de alimentos inocuos, atractivos y producidos en “forma limpia”.

Para Bocchetto, “el crecimiento poblacional y económico, el fortalecimiento de las clases medias y los procesos de urbanización, tienen mucho que ver con los cambios en los hábitos de consumo y la dinámica de los cambios de dieta”.
Frente a este escenario, los especialistas que participaron de este estudio se propusieron explorar el potencial del sector que produce alimentos y bebidas en la Argentina y que lo ubican como el quinto productor mundial de alimentos y el décimo exportador de alimentos y bebidas.
“El principal desafío de la industria alimentaria es la diversificación de su matriz productiva y la generación de procesos con alto valor agregado, ya que en la actualidad las exportaciones son productos con una primera transformación”, explicó Bocchetto.
Según el proyecto “Estudios del Sector Agroindustria”, el 60 por ciento del valor de las exportaciones de alimentos y bebidas está concentrado en la rama de los aceites y sus subproductos, por lo que el principal desafío del proyecto es presentar estrategias que incrementen una mayor densidad tecnológica, el perfil innovador y el valor agregado de la agroindustria alimentaria argentina.
El Consorcio está integrado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Universidad Nacional del Litoral (UNL), la Asociación Civil Grupo REDES (Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior – Centro REDES) y la Fundación Banco Credicoop (FBC).

Tecnologías que agregan valor
El Proyecto tiene como objetivo sustentar políticas públicas que promuevan el avance tecnológico y la innovación de la agroindustria alimentaria argentina que agreguen valor y calidad a los productos alimenticios.
Según la coordinadora nacional de Investigación y Desarrollo del INTA, Norma Pensel, las tecnologías deberán adaptarse a “los cambios en las tendencias de consumo y el interés por consumir alimentos que preserven la salud y bienestar del consumidor, porque la inocuidad es un requisito para todos los consumidores y no es negociable”. La especialista, que también participa del Poyecto, definió a las “tecnologías críticas” como “aquellas que de no existir generarían una alta vulnerabilidad en el procesamiento de los alimentos y de los objetivos de la industria agroalimentaria argentina”.
Al mismo tiempo, identificó la necesidad de adoptar ese tipo de tecnología de procesamiento en distintos lapsos temporales a corto, mediano y largo plazo, entre las que se distinguen las térmicas (sellado al vacío, radiaciones electromagnéticas) y las no térmicas (APH, ultrasonido, radiaciones ultravioletas, envases inteligentes, plasma frío, enzimas y campos eléctricos pulsados).

El futuro del procesamiento de alimentos
Para Pensel, las tecnologías a corto plazo son aquellas que ya están avanzadas a escala internacional y sería necesaria su adaptación masiva en la Argentina.
Entre ellas, la tecnología de membrana trabaja sin la adición de productos químicos y actúa como un filtro muy específico que deja pasar el agua, mientras que retiene los sólidos suspendidos y otras sustancias. “En la Argentina, esta tecnología es aplicada fundamentalmente en la industria láctea pero puede utilizarse en otras industria para obtener subproductos”, explicó Pensel.
La tecnología de cocción al vacío o “sous vide” es poco utilizada en el país pero hace más de 12 años el INTA trabaja en este sistema para dar respuesta a los requerimientos del sector procesador de productos cárnicos o vegetales para obtener productos listos para consumir o de “quinta gama”.
El desarrollo de envases activos inteligentes que mejoran la calidad del alimento y extienden su vida útil. Según Pensel, esta tecnología es incipiente en el país pero organismo como el INTA y el INTI tienen la capacidad de avanzar en esa línea.
En el mediano plazo, los especialistas estiman que será necesario el desarrollo de la tecnología de fluidos supercríticos que permiten obtener productos de mayor pureza y con mejores propiedades organolépticas, sin el uso de los solventes.
En este lapso, también se espera un masivo desarrollo de la tecnología de altas presiones hidrostáticas (APH) que elimina patógenos presentes en los alimentos, reduce los alteradores y duplica la vida útil de los alimentos. “En el país contamos con una sola planta piloto que fue incorporada en el 2009 por el INTA”, dijo la coordinadora nacional.
Por último, a largo plazo prevén el desarrollo de nuevas disciplinas y tecnologías “óhmicas” relacionadas con la nutrición como la farmacogenómica y la nutrigenómica, entre otras. “Mediante este proceso, el desarrollo de alimentos funcionales será una realidad al permitir trabajar con los compuestos de los alimentos y los beneficios para la salud humana”, concluyó Pensel.

Fuente: Revista RIA-INTA

No hay comentarios: