Tomás Rodríguez obtuvo su título de Ingeniero en alimentos con la presentación de su proyecto final que tiene como objetivo mejorar los actuales tratamientos cuarentenarios en frutas y proponer una alternativa más viable. Su trabajo basado en el estudio de factibilidad técnico-económico para la instalación de una Planta de Irradiación Industrial en la zona de la Mesopotamia, surgió de un proyecto de investigación en el que participaba y presenta a la irradiación de alimentos como una alternativa superadora.
¿Qué cosas considera que le aportó el haber trabajado en este proyecto para su formación?
Para realizar este proyecto tuve que aplicar la mayoría de los conocimientos adquiridos durante la carrera, desde los fundamentos aprendidos en primer año en física y matemática hasta las cuestiones más industriales de los últimos años. Fue como un resumen de la carrera.
¿Cuáles son sus planes a corto y largo plazo?
La idea es trabajar unos años en la industria para poner en práctica lo aprendido en la carrera. En el largo plazo aún no tengo planes y no sé si tiene sentido hacerlo, pero sería lindo poder emprender en un proyecto propio y poder vivir de eso.
¿Está trabajando?, ¿Donde? ¿ qué tipo de actividad realiza?
Justamente en estas semanas comencé a trabajar en Soychú, un frigorífico de aves en Gualeguay, como supervisor de producción en el sector de trozado.
Si pudiera elegir un lugar y el área de trabajo, ¿cuál elegiría?
En un principio no buscaba elegir un lugar para trabajar, ya que eso restringe las posibilidades de encontrar un trabajo aunque haya mucho. Tenía la idea de irme de Concordia a buscar experiencia en otra ciudad. En cuanto al área de trabajo creo que todas tienen sus cosas buenas, ahora estoy trabajando en el área de producción y es muy entretenida.
¿Considera que la Facultad los preparó para enfrentar el mercado laboral actual?
Sí, claro. Creo que la facultad nos da los conocimientos necesarios y mucho más. Luego está la experiencia que cada uno pueda tener o hacer y cómo se desenvuelve en el trabajo con las demás personas. Estas cuestiones son muy importantes y creo que a veces pueden generar dificultades cuando se comienza a ejercer, pero estar preparado para eso no depende de la facultad sino de cada uno.
¿Qué cambiaría y que destaca de la formación recibida como Ingeniero de alimentos?
Destacaría la facultad entera, como institución, no solo por el alto nivel académico o de infraestructura que posee, sino también la calidad humana de su gente, de los profesores, el personal administrativo y de servicios y de los compañeros con los que tuve la suerte de compartir estos años.
Ahora que ya es ingeniero, ¿qué consejo le darían a los que están estudiando o quieren comenzar esta carrera?
Le daría el mismo consejo que cuando era alumno, hace unos días nomás: que aprovechen las oportunidades que la facultad brinda a cambio de un poco de esfuerzo a la hora de estudiar. Esta institución da todo para que el alumno solo se preocupe en aprender. Si hay ganas es realmente una oferta irrechazable.
¿Qué perspectivas cree que tiene la carrera de ingeniería en alimentos considerando el incremento constante de su demanda en el mundo?
Creo (y espero) que es una carrera con mucha demanda en todas las ciudades y todos los niveles, ya sea en grandes industrias como en pymes o en investigación, y con una responsabilidad muy grande, que es la de bien alimentar a las personas en un mundo en dónde no todos tienen para comer.
¿Qué rol cree que debe cumplir hoy el ingeniero en alimentos en nuestro país?
Creo que, como todos los ingenieros, es un actor importante si se pretende un impulso industrial a gran escala, y debe buscar y ofrecer soluciones de calidad y económicas a los problemas agroalimentarios de nuestra sociedad.
Fuente: Información institucional FCAL - UNER
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