miércoles, 7 de noviembre de 2012

Superficies para alimentos que se limpian solas

Expertos españoles desarrollan superficies con propiedades bactericidas y autolimpiables que se activan con la luz del sol o con luz ultravioleta.

Las nuevas superficies con propiedades bactericidas y autolimpiables forman parte del proyecto FOTOCER (desarrollo de superficies fotocatalíticas mediante técnicas escalables a la industria), que data del año 2009. Pero no ha sido hasta ahora cuando ha concluido con resultados alentadores, según Ana Garcinuño, una de las responsables del estudio. El principal objetivo ha sido la creación de recubrimientos fotocatalíticos que dieran lugar a superficies con capacidad bactericida y autolimpiables y que, además, se pudieran activar de manera fácil, con los rayos del sol o con una lámpara de luz ultravioleta. 
El proyecto pretende buscar un efecto eficaz y duradero en las superficies para aplicarse a las industrias alimentarias. Según sus responsables, una superficie con capacidad bactericida y autolimpiable supondría una revolución en la industria. Durante los años que lleva en marcha la investigación, los científicos han estudiado los recubrimientos más adecuados, se han elaborado diferentes tipos de pruebas y los ensayos pertinentes para conseguir la combinación perfecta. Las superficies que cumplen con los requisitos y dan los resultados más fiables y eficaces son las de acero inoxidable y de cerámica.

Óxido de titanio: clave en la autolimpieza de las superficies
La clave del éxito radica en el óxido de titanio (TiO2), un elemento que hace posible la reacción del acero
inoxidable y de la cerámica con la luz solar o la luz artificial de una lámpara ultravioleta, el efecto que consigue la autolimpieza al eliminar cualquier tipo de microorganismo. Según explican desde la Universidad de Valencia, no se pretende acabar con las manchas que se ven, sino con la suciedad que no se ve, es decir, conseguir una superficie limpia y desinfectada. Además, se han buscado superficies que sean resistentes al desgaste y puedan usarse en diferentes sectores industriales.
Para los investigadores, la solución definitiva ha sido el uso del óxido de titanio, el elemento químico que ha logrado esta acción bactericida y fungicida. El resultado es la destrucción de las bacterias y los hongos que están en contacto con la superficie en cuestión, ya que los oxidantes provocan una total degradación de la materia orgánica con la que interactúan. De este modo, en estas nuevas superficies, la suciedad resbala sin llegar a adherirse, con lo que se transforma en superficie autolimpiable. Esta es la razón por la que se pretende aplicar este hallazgo a la mesa de trabajo de la industria cárnica o del pescado, así como en la industria láctea. Los resultados bactericidas y fungicidas son incluso más eficientes que con cualquier tipo de detergente. 

Fuente: Eroski Consumer

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