sábado, 23 de noviembre de 2013

Un egresado de Bioingeniería obtuvo el Premio Sadosky

A fines de octubre el bioingeniero Marcelo Raponi, director del equipo que diseñó un “dispositivo de rehabilitación visual para pacientes con disfunciones visuales severas”, recibió el premio al mejor proyecto de innovación tecnológica del país.

La Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) es una usina de innovación y cuando un egresado de esta casa alcanza un merecido premio, enseguida se encarga de comunicar el logro. En este caso, la noticia llega del bioingeniero Marcelo Raponi, quien obtuvo el reciente Premio Sadosky 2013, logrando un reconocimiento a todos sus años dedicados al diseño de un dispositivo de asistencia visual pensado para mejorar la calidad de vida de las muchas personas de baja visión que existen en el mundo. 



No es la primera distinción
“Habíamos presentado el proyecto en otros concursos. El año pasado el proyecto fue galardonado en la quinta edición del Concurso Nacional Emprendimientos Innovadores Banco Nación, organizado por el Banco de la Nación Argentina en colaboración con la Fundación Empretec, y en
el Concurso de Planes de Negocio con Base Tecnológica (IB50K 2012), organizado por el Instituto Balseiro, la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Universidad Nacional de Cuyo. Además el año pasado fuimos finalistas en el concurso Innovar y fue seleccionado como uno de los dos proyectos de innovación tecnológica para representar al país en el concurso Premios Iberoamericanos a la Innovación y el Emprendimiento 2013 de la Secretaría General Iberoamericana (Segib), órgano permanente de apoyo institucional y técnico de la Conferencia Iberoamericana de los Jefes de Estado y de Gobierno de América y Europa”, detalló el galardonado.
Raponi admitió el empuje que significan estos reconocimientos para seguir adelante con este tipo de desarrollo tecnológico. “Arrancamos con este proyecto a partir de un subsidio de Emprendedores Fonsoft que ganamos a nivel nacional. Pero vengo trabajando en esto desde 1998 con el fallecido doctor Desio, de Paraná, en un proyecto que era más ambicioso: hacer una neuroprótesis para personas con ceguera, lo que se llama visión artificial. En su momento estuvimos reunidos con el gobernador Sergio Montiel y hubo un proyecto para instalar un centro de investigación, después vino la debacle de 2001 y se paralizó el proyecto. En realidad no arrancó como pensábamos pero seguimos trabajando y optamos por un proyecto menos complejo pero que abarca a millones de personas. Así creamos un dispositivo de ayuda para personas de baja visión –personas que tienen muy afectada la visión pero no llegan a ser ciegos– que son muchas más que las que tienen ceguera”, recordó. 
Portátil. El invento tiene entre tantos méritos, el de poder moverse de un lado para otro, ser portátil, puesto que la mayoría de los que hoy hay en el mercado, son de grandes dimensiones y no permiten la independencia de los pacientes con baja visión. “En nuestro caso incorporamos elementos de alta tecnología para que sea portátil. Diseñamos un dispositivo que es una especie de circuito cerrado de televisión portátil, tiene lentes especiales que tienen una minicámara digital que capta imágenes alrededor del paciente, esa información va a una microcomputadora del tamaño de la palma de la mano que analiza en tiempo real las imágenes y las procesa de acuerdo a las necesidades del paciente que tiene visión de túnel o no ve la mitad del campo visual, o tiene problemas a nivel de retina o con los colores, entre otros”, describió Raponi. 
Con este elemento de “asistencia visual, más entrenamiento y la asesoría de un rehabilitador visual, la persona de baja visión puede recuperar su vida social y hacer tareas que antes no realizaban, ya sea leer un ticket de supermercado o el recetario de medicación que debe tomar, por ejemplo”, ilustró. 
Al ser consultado sobre la proyección de este dispositivo y los tiempos para que llegue al mercado y la gente lo pueda aprovechar, el bioingeniero señaló que con su equipo estiman que hacia fin de año tendrán listo el prototipo, para encarar testeos en pacientes y el año que viene lo pondrán a prueba en clínicas que ya se mostraron interesadas en adoptar esta tecnología. “Creemos que el año que viene lo podríamos sacar al mercado, y será accesible a pacientes”, apuntó. 

Defensa, atmósfera y docencia 
Desde hace 10 años, Marcelo Raponi se desempeña como docente de la Escuela de Ciencia y Tecnología que depende de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam). Actualmente trabaja en la División Lidar del Ministerio de Defensa, en Buenos Aires, en otro proyecto de investigación ligado al sensado remoto de la atmósfera y los distintos gases y en su tesis doctoral está trabajando en un implemento para estudiar la capa de ozono a distancia. Esto es, una emisión láser que interactúa con las moléculas y devuelve información y con ello se determina grado de contaminación, concentración de ozono, según comentó el profesional. 

Distinción
“Manuel Sadosky fue un revolucionario en materia de informática en nuestro país, fue quien trajo la Clementina, que fue de las primeras computadoras que llegó al país y también fue un impulsor de las carreras de informática en Argentina”, explicó Raponi. En efecto, Sadosky “organizó el Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas, del cual fue director entre 1958 y 1956. Con el apoyo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), presidido por Bernardo Houssay, trajo en 1960 la primera computadora que hubo en el país y en una universidad en toda Latinoamérica. Y creó la carrera de Computador Científico”, puede leerse en la página de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos de la República Argentina (Cessi) que instauró este tipo de reconocimiento a los científicos más innovadores. 

Ventajas
El sistema premiado permite “a los discapacitados visuales una ayuda vital para la realización de tareas elementales y cotidianas como desplazamiento, lectura, escritura, empleo de medios audiovisuales e informáticos, acceso igualitario a tareas de educación y trabajo, etcétera. El sentido de la vista es el que posee mayor impacto en la calidad de vida de una persona, siendo las discapacidades visuales las más desatendidas. El producto que desarrollamos es un sistema personalizado que integra tecnologías ópticas, electrónicas e informáticas con técnicas de bioingeniería aplicadas a la salud visual, el cual permite a una persona con baja visión maximizar el empleo de su resto visual, brindando herramientas para mejorar su desempeño en las tareas cotidianas”, agregó. 

Más información 
Los interesados en contar con más datos pueden visitar las páginas www.fundacionsadosky.org.ar/baranao-entrega-de-los-premios-sadosky-2013. O bien en www.bnaemprendedores.com.ar/home.php

Fuente: El Diario

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