jueves, 3 de enero de 2013

Los 100 vinos argentinos que más éxito tienen en el mundo

El 2012, sin dudas, se convirtió en el año más complicado para la industria vitivinícola tras la salida de la convertibilidad. La suba de costos, que no viene dando tregua, sumado a un tipo de cambio que fue perdiendo terreno frente a la inflación, generó que el vino argentino, especialmente en los segmentos más económicos, pierda competitividad.
Esto se vio agravado por el hecho de que importantes países productores del Viejo Mundo, tales como Francia, España e Italia, que se están viendo seriamente afectados por la crisis europea, están saliendo al mundo con precios difíciles de equiparar, dejando aun más rezagadas a las bodegas nacionales.
Esto implicó que, durante los diez primeros meses del año, casi 60 marcas de vino con sello argentino no soportaran la presión y fuesen “borradas” del negocio de la exportación. A esto se suma que, ante un frente externo complicado, cada vez más compañías están intentando refugiarse en el mercado interno, donde los consumidores sí convalidan ajustes de precios por encima del 20 por ciento.
Sin embargo, Juan José Canay, presidente de Bodegas de Argentina, alertó que “es difícil que las bodegas puedan redireccionar todo el sobrante al mercado interno, que ya está saturado de vinos. Agregar una nueva marca es muy difícil. Esto hace que los jugadores más chicos, que no tienen poder de negociación, tengan que enfrentar un panorama muy duro“.
En el plano exportador, las últimas estadísticas publicadas por Wines of Argentina muestran que durante los primeros diez meses del año los envíos al exterior de vino fraccionado crecieron apenas 2% en divisas. Sin embargo, en volúmenes, se observa una caída del 5%.
“Esta baja nos preocupa porque no es un problema de demanda. El mundo compra vino, pero el tema es que nosotros tenemos un problema de competitividad importante”, disparó Canay.
El otro fenómeno que se observa, y que enciende luces de alerta, es que la Argentina está exportando cada vez menos vino embotellado y más vino a granel. Es decir, está reemplazando un producto con marca, valor agregado y muchas horas de trabajo hombre por un commodity.
Al respecto, Mariano Di Paola, enólogo de Bodegas La Rural, responsables de la prestigiosa marca Rutini, aseguró que “el granel es un negocio que sale solo y sabemos que no es para hacer marca ni historia, sino simplemente para aprovechar la oportunidad, sobre todo en un momento en el que el vino embotellado corre mucho riesgo”.
Mario Giordano, gerente de Wines of Argentina, entidad que nuclea a las principales bodegas exportadoras del país, confirmó que “hoy hay complicaciones que hacen perder parte de esa competitividad que nos dio gran ventaja para el crecimiento. Si dichas variables siguen en igual condiciones, la situación seguirá siendo compleja para las bodegas y sobre todo para los segmentos más bajos de precios”. “Esto afecta mucho a las bodegas chicas y nuevas en el negocio del comercio exterior, ya que no tienen chances de equilibrar presupuestos de ventas, con el mercado interno, pues en general son modelos de empresas orientadas con exclusividad a los mercados externos”, alertó. 

Quién es quién en el negocio del vino
En este escenario adverso para el vino argentino en general, de los cerca de 400 establecimientos que están colocando parte de su producción en el exterior, un “puñado” de bodegas son, hoy por hoy, los grandes “dueños” del negocio vitivinícola. 
Según un relevamiento realizado por la consultora Market Research & Technology, entre enero y octubre, unas 110 marcas de vinos superaron el millón de dólares en concepto de exportaciones. Sin embargo, sólo unas pocas lograron encaramarse en lo más alto.
La marca líder de la Argentina fue Alamos, de Catena Zapata, de la mano de envíos al exterior por cerca de u$s 32 millones que la posicionaron al tope del ranking, tal como se puede observar en la siguiente infografía: 


Alejandro Vigil, jefe de enólogos de la bodega destacó que “la razón por la cual Alamos se volvió a consolidar como el vino argentino más exitoso en el exterior es la excelente calidad del producto. Se está trabajando mucho en los viñedos para mantener siempre una óptima calidad de la materia prima. Hay que agregar también el arduo trabajo respecto a la venta, distribución y marketing del producto”.
“La clave es que el vino que ofrecemos en la Argentina y en el exterior es exactamente el mismo, ya que los viñedos que se utilizan para producir estos vinos y el manejo en bodega también son similares”, recalcó.
La bodega, además, logró colocar otra marca como la segunda más exportada -en términos de divisas- de la Argentina: “Catena“.
“Catena es hoy nuestra marca bandera, en la que ponemos todo el esfuerzo y la dedicación, y tiene un rol importante en la percepción que los consumidores finales tienen de los vinos de Argentina. En otros países, los vinos más vendidos son de segmentos de precios mucho más bajos y eso hace que el país en su conjunto se perciba como un productor de vino barato. Por eso es muy bueno lo que ocurre con esta marca, ya que´premiumiza´ la imagen de nuestro país. Además, es una gran responsabilidad, porque sabemos que muchos consumidores del exterior conocen al Malbec degustando por primera vez el Catena”, recalcó Vigil.
Acto seguido, el enólogo destacó que “lo que caracteriza a la bodega en general y lo que posibilita que estemos al top del ranking es que podemos producir vinos de muy alta calidad en todas sus líneas, ya sean Entry Level, Premium, Ulta Premium e Iconos. Para ello tenemos en cuenta algunos principios: ser pioneros, siguiendo la tradición de la familia Catena y fomentando la investigación permanente”.
El tercer puesto correspondió a Trivento, una marca paraguas que engloba a gran parte del portfolio de la bodega que lleva el mismo nombre y que es propiedad de la chilena Concha y Toro.
Desde Trivento explicaron que “somos la bodega que tiene mayor llegada en el mundo“, dado que está presente en 100 países, entre los que figuran Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia e incluso Bahamas.
El cuarto puesto del ranking elaborado por Market Research & Technology en base a datos oficiales se destaca Fuzion, la línea joven de exportación elaborada por Familia Zuccardi -bodega dirigida por José “Pepe” Zuccardi-, con envíos por u$s11,5 millones.
Entre los principales mercados a los que se la envía figuran Canadá, Reino Unido, Holanda, Bélgica, Polonia, Japón y China. Desde la empresa destacaron que a esta gama la consideran “la puerta de ingreso de los consumidores a los vinos argentinos. Es un producto elegante y amigable, desde la elaboración en la bodega hasta el packaging”.
Dentro del Top 10, en el quinto y sexto puesto se posicionaron las marcas Trapiche y Trapiche Reserva, con despachos al exterior por cerca de u$s20 millones en conjunto, que le permitieron escalar algunos puestos en el ranking.
Como contrapartida, una de las marcas que registró una performance negativa fue Norton que cayó varios puestos en el ranking, siempre según datos de MRT. En efecto: la marca pasó de ocupar el tercer lugar en 2011, con ventas por cerca de u$s 19 millones, a ubicarse en la séptima posición durante los primeros 10 meses de este año, con envíos por u$s 7,6 millones. 

Presente complejo, futuro difícil
Detrás del glamour y los brillos de la industria, hay una realidad que, según los empresarios del sector, no puede pasarse por alto: la fuerte presión de los costos, una variable letal un mundo donde hay abundancia de vino y los países productores del Viejo Mundo salen a rematar stocks. De modo que hoy prácticamente ningún importador del exterior convalida alzas superiores al 10% anual.
Guillermo Banfi, economista y CEO de la bodega mendocina Sur de Los Andes, con fuerte presencia en los Estados Unidos, aseguró que “todo va para peor, sobre todo en el mercado de la exportación. Constantemente estoy hablando con distribuidores de afuera y están dejando de trabajar con algunas bodegas argentinas por problemas de precio”.
En este contexto, Mariano Di Paola, enólogo de Bodega La Rural, dueña de la prestigiosa marca Rutini, aseguró a la consultora Area del Vino que “la mano de obra es uno de los factores que más nos afecta y representa el 25% del costo de un vino. Esto viene acompañado de todos los otros costos, como los insumos y los servicios. Si seguimos con alta inflación, en algunos vinos pasaremos a trabajar a pérdida“.
Por su parte, Vigil coincidió en que “estamos pasando una coyuntura muy dura. El atraso cambiario es lo más grave que tenemos, creo que el 98% de los problemas pasan por ahí. El tema es que cuando perdés presencia en el segmento entry level el consumidor del exterior descubre vinos de otros países, resignás crecimiento”.
En la misma línea, Carlos Caselles, dueño de bodega SinFin, aseguró que “los costos que más están impactando, tanto en bodega como en fincas es el tema salarial. Antes, éste representaba el 30% del costo final,hoy supera el 50%. Asimismo, a esto debemos sumarle el incremento de energía, seguridad e insumos”.
En este contexto, Banfi aseguró que el escenario hoy es mucho más duro que en 2011 pero no tan complejo como el 2013 que se avecina: “Para las bodegas con estructuras más chicas sobrevivir y encima ganar plata va a ser dificilísimo. Gracias si no pierden”.
Respecto a las grandes empresas, destacó que “algunas están perdiendo terreno, otras en cambio sí están logrando sortear los problemas y tienen rentabilidad. Pero la realidad es que, en los grandes números, en 2013 esperamos una nueva caída en los volúmenes de exportación”.
El empresario alertó además sobre un tema que genera gran preocupación en la industria: el futuro de la cepa emblemática de la Argentina.
“En Estados Unidos, que es el principal comprador de nuestro Malbec, el mercado ya está saturado. Hay mucho Malbec y de todos los precios. Por eso no prevemos que esta variedad traccione con la fuerza con la que lo venía haciendo hasta ahora”, recalcó. De este modo, aseguró que “en general, las bodegas locales están reacomodándose y tratan de achicar estructuras para no tener tantos gastos fijos con una inflación que complica sostener las ventas al exterior”. En La Rural coincidieron: “Desde la bodega tenemos la política de austeridad. La mayoría de las inversiones las hemos frenado“.
En tanto, Vigil, de Catena Zapata, aseguró que “tenemos que comunicar la crisis que estamos pasando. El vino es muy importante como economía regional, por todo lo que moviliza y la cantidad de trabajo que genera. Con que cierre una sola planta de fraccionamiento, 100 familias se quedan ingresos“.
En este escenario, Giordano, de Wines of Argentina, aseguró que “la clave pasa por redoblar la gestión de promoción, apuntalando los mercados ya maduros, y hacer una fuerte apuesta promocional dirigida a los más inmaduros y con gran chance de crecimiento como Asia, América Latina y Rusia”.

Fuente: iProfesional

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