lunes, 16 de mayo de 2011

Cobran hasta $ 8 mil por hacer trabajos prácticos y tesis

El negocio del "zafar"

Estudiantes de todos los niveles pagan para que otros resuelvan sus tareas. Un esquema que lucra con la crisis del sistema educativo, que logra ser burlado cotidianamente.
Hacer la tarea dejó de ser una actividad tediosa para algunos estudiantes de nivel secundario, e incluso universitario. Existen “centros de estudios” que realizan a pedido desde monografías, investigaciones y hasta la tesis final. “¡Tesis completas!”, “¡Seriedad y efectividad. Trabajos realizados con urgencia!”, son los anuncios de las instituciones que reciben un promedio de ocho consultas por día en sus sitios web para obtener el grado de licenciatura o, incluso, de maestría.

“No podía organizar la información de mi tesis, me quedaba un mes de entrega y me encontraba realmente nervioso, pagué $ 3.500 y se encargaron de todo”, contó Laura Sánchez, licenciada en Administración de Empresas.
El sistema educativo parece que todavía está detrás de los acontecimientos, a pesar de las normas que rigen su actividad.
Alicia Castillo es asistente de Coordinación de la carrera de Comunicación Social de la Universidad de la Matanza; explica que existe una gama de actitudes en caso de descubrirse las maniobras de los alumnos.
“Se trata de una falsificación de documento. Si se descubre en una instancia final de la carrera, el alumno puede ser expulsado. Si la instancia es en un tramo inferior de la carrera, se aplica una amonestación para que el alumno pueda rehacer el trabajo, entendiendo que tal actitud involucra su moral y futura ética profesional”, indicó.
La tecnología a veces juega a favor de la detección de estos ilícitos, y según Castillo logró disminuir la tasa de “copipasteado” de tesis en la universidad: los docentes comenzaron a tomar nota de trabajos que no se correspondían con la actitud de los estudiantes en clase y aprovechan a chequear los textos a través de motores como Google. No obstante, los testimonios contradicen el hecho de que la tendencia haya decrecido.

Negocios
El proceso de contratación de los tesistas sustitutos es simple. El estudiante se contacta con el centro desde donde se convoca a un profesional del área en cuestión. Se arma un presupuesto y se pacta una fecha de entrega. El alumno recibirá el trabajo por e-mail para imprimirlo y presentarlo ante su docente.
Realizan la investigación, enriquecen el tema, sistematizan la información, corrigen el estilo, todo a partir de la iniciativa del cliente; es decir, le resuelven las cosas.

Tesis a delivery
Sólo basta hacer una búsqueda en Internet para encontrar a “profesionales” que realizan tesis de cualquier nivel y carrera, a cambio de sumas de dinero de hasta $ 8 mil. Cada institución recauda 10% de cada trabajo presupuestado y tiene un promedio de 25 profesionales, en su mayoría docentes.
Alfonso Zito es profesor universitario y se dedica a realizar tesis como segundo empleo. “Ofrezco un servicio de organización y redacción de tesis. Los alumnos llegan a la universidad sin saber redactar ni comprender textos; mis clientes tienen de 25 a 30 años y aún tienen errores de ortografia”, cuenta Zito, y añade: “Desean titularse para mejorar laboralmente”.
Acaso signo de un tiempo de revisión de la autoridad y la ética, los alumnos que tercerizan sus responsabilidades no lo consideran un acto negativo. “No tenía tiempo ni ganas de realizar mi tesis para graduarme. Busqué un profesional y le pagué $ 4 mil. Me dió alternativas para el título y la hizo de principio a fin”, confesó Gabriela Selenga, licenciada en Comunicación Social.
En la mayoría de las universidades, la tesis apunta a que el alumno ponga en práctica los conocimientos adquiridos durante la carrera, pero no todos lo ven de esa forma.
“Realizo una especialización y además trabajo. No tengo tiempo de armar los trabajos que me solicitan. Soy cliente habitual de los centros de estudios. No creo que mi profesionalismo dependa de cómo rindo un éxamen o preparo la tesis. Son imposiciones del sistema educativo”, confió Sofía Betancur, apenas recibida en la carrera de Turismo.

En alza
María Rosa Altamirano, encargada de “Asesoría Virtual”, asegura que trabajan “con alumnos de todas las universidades, sobre todo de las privadas, ya que tienen mayor facilidad económica”, y revela que desde 2009 la demanda creció un 30 por ciento.
Julio Talavera dirige Escribir Tesis. Agrega que, en su caso, “sobresalen los pedidos de trabajos de posgrado”. “Cuatro de cada cinco son pedidos de doctorados y maestrías, abundan las monografías y tambien pedidos de nivel secundario. Es posible asesorarlos para la presentación oral, e incluso rendir éxamenes virtuales”, detalló.
Otro negocio es el de las tutorías de estudiantes. Daniel Paniagua, del Instituto Da Vinci, afirma que también aumentaron los pedidos y opina que “la tercerización de trabajos es un negocio que crece debido al bajo nivel educativo con que los jóvenes egresan del nivel secundario, además de que deben trabajar para mantenerse”.

Fuente: Gisela Nicosia - Diario Perfil

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