lunes, 7 de febrero de 2011

Productores entrerrianos de vino descorchan alegría y esperanza


El nuevo año viene muy bien para las vides entrerrianas, porque la escasez de lluvias en los meses de diciembre y enero favorecen el desarrollo del cultivo. Actualmente la mayoría de los vinos producidos en bodegas locales se comercializan en la misma provincia, y muchos entrerrianos están llevando a su mesa para compartir entre amigos o con la familia producción de viñedos entrerrianos. A fin del siglo XIX la provincia era la cuarta productora de vinos. La creación de la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos (en 2010) representa la esperanza para cada uno de los productores de rescatar su producción de vinos y 80 años perdidos en el rubro.
La tierra entrerriana cuenta con un gran potencial para el cultivo de la vid y la elaboración de vino y espumosos. Proyectos en común entre los trabajadores del rubro servirán como disparador para que la actividad logre posicionarse a nivel nacional e internacional.
Jesús Vulliez es descendiente de aquellos inmigrantes que llegaron a la provincia en el siglo XIX: franceses, suizos y piamonteses vinieron con sus valijas cargadas de esperanza. La costa del Uruguay, en la zona de Colón, Villa Elisa y San José fueron algunos de los lugares elegidos para establecerse y desarrollar un oficio que les permitiera conservar una tradición: hacer vino.
La actividad se difundió muy rápidamente y con los años también comenzaron a plantarse vides en la costa del Paraná, sobre todo en Victoria. “A fin del siglo XIX Entre Ríos era la cuarta provincia productora de vinos. Había aproximadamente unas 4.900 hectáreas plantadas, la realidad era que había más vides que plantaciones de maíz”, contó a UNO Vulliez.
En 1937 una disposición legal dejó sin sustento a una actividad que tenía desarrollo en Entre Ríos: la vitivinicultura. El gobierno de Agustín P. Justo, oriundo de Concepción del Uruguay, terminaba con más de 30 emprendimientos, cultivos y bodegas, que progresaban sobre las costas del río Uruguay, al prohibir mediante una ley la comercialización del producto. La ventaja quedó solamente para los viñateros de Cuyo y de las provincias cordilleranas. El diseño de las llamadas economías regionales se decidía en Buenos Aires.
“La producción se estancó totalmente y sólo quedaron algunas familias que siguieron haciendo un vino casero para consumo personal”, explicó el consultado.
Recién en 1998 la legislación quedó sin efecto, y de a poco los descendientes tomaron la posta de sus abuelos.

Precios internos muy buenos
Vulliez es propietario de la bodega entrerriana Vulliez-Sermet y presidente de la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos, y aseguró que en estos momentos la provincia representa un muy buen mercado de colocación de vinos. Chardonnay, en blancos; malbec, merlot, cabernet sauvignon, tanat, syrah y sangiovesse en tintos, son las variedades implantadas en la finca de Colón.
“En nuestra bodega estamos produciendo 50.000 botellas al año. A nivel provincial no tenemos aún registros, porque hay muchos productores que realizan vinos caseros y no los tenemos inscriptos”, explicó el licenciado en Economía.
El Instituto Nacional de Vitivinicultura, que controla la actividad en todo el país, otorgó la categoría de bodega al establecimiento de Colón, siendo la primera y única de todo el Litoral. “Es la única bodega de la zona reconocida por el Instituto Nacional de Vitivinicultura. Producimos distintos tipos de vinos que podemos comercializar como cualquier bodega a nivel nacional. El resto de los trabajadores del rubro tienen pequeños viñedos más que nada destinados a la elaboración de vinos caseros”.
Los vinos se venden a negocios, vinotecas y restaurantes de Paraná y otros puntos de Entre Ríos, y una pequeña parte de la producción a Buenos Aires y Santa Fe. “A futuro, la intención es exportar. Pero hoy día los precios internos son muy buenos, además la depresión que tuvo el mercado externo (provocada por la crisis mundial) hizo que muchos vinos argentinos que se estaban exportando tuvieran problemas de colocación a causa de la retracción”, dijo.
Insistió: “No hemos explorado todavía la parte de exportación porque estamos conformes con el abastecimiento del mercado interno. Además 50.000 botellas por año no es cantidad suficiente como para salir al exterior”.

Buena calidad de vinos
Vulliez aseguró que los entrerrianos cuentan con una muy buena calidad de vinos.
“Este año la producción viene muy bien, contrariamente a lo que sucedió con la cosecha anterior”, especificó Vulliez.
Este año ya se decretó el alerta naranja a raíz de la sequía imperante (como efecto del fenómeno de La Niña). La producción de maíz se verá reducida a la mitad, aún no pueden determinarse los rindes de la soja.
Sin embargo, representa un muy buen año a nivel climático para los viñedos, que necesitan de una primavera seca y de meses de diciembre y enero con pocas precipitaciones.
“La planta se está desarrollando muy sana y esperamos una muy buena vendimia para 2011. El año pasado con las excesivas lluvias, sólo pudimos cosechar un 60% de las uvas, al resto debimos desecharlas”, explicó Vulliez.

Organizados y con proyectos comunes
La Asociación de Vitivinicultores entrerriana cuenta con personería jurídica y ya está desarrollando diferentes proyectos en forma conjunta.
Uno de los objetivos concretos para 2011 es poder constatar el total de la superficie plantada en la provincia. Hasta el momento estiman que son poco más de 15 hectáreas, porque hay productores que recién empiezan y sólo han destinado media hectárea para este cultivo. “La vitivinicultura es más una cuestión pasional que un negocio. Quienes definen empezar a plantar las vides lo hacen con mucha pasión y entusiasmo, y no preguntan tanto por la rentabilidad, como sucede con otros emprendimientos”, señaló el consultado.
Por otra parte, el presidente de la asociación anunció que durante los primeros días de febrero presentará a las autoridades provinciales un plan de desarrollo vitivinícola para los próximos 10 años. “Ese plan incluye una relación interinstitucional que nos permitirá avanzar en muchos frentes para el desarrollo de la actividad”, destacó.
Además, confirmó que están trabajando con una facultad de Concordia “para elaborar un plan en la búsqueda de levaduras autóctonas que den mayor tipicidad al vino entrerriano. Ese es uno de los objetivos primordiales, apuntar a un vino que sea característico de la zona y reforzar la tipicidad que pueda tener”, aseguró.
En Entre Ríos, las diferencias entre las uvas de un Departamento y otro son muy sutiles. Si se comparan con los de Mendoza u otras provincias se diferencian mucho más.

Fuente: Valeria Girard / Diario UNO

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