miércoles, 3 de agosto de 2011

Decisión del CD de la FCAL referida al expediente sobre el proyecto de Ley "Despenalización del aborto"

El la reunión del CD del 10 de junio de 2011 se trató el expediente RECT_UER N° 0001048/2010 "Despenalización del aborto" derivado para su tratamiento por el Consejo Superior de la Universidad. En la misma el claustro docente a través de la Dra. Patricia Bonatto presentó una nota no adhiriendo a dicho proyecto de Ley. Debido a las diferentes posturas en el CD se realizó una votación que dió como resultado un voto a favor del proyecto, nueve en contra y dos abstenciones por lo que se decide no adherir a tal proyecto y se adjunta la nota enviada por los docentes al acta de la reunión.
A continuación, la nota antes referida:


Sres. Consejo Directivo

Facultad de Ciencia de la Alimentación
S/D
De mi consideración
Por la presente me dirijo a Uds. en referencia al debate sobre la legalización del aborto en Argentina, tema que algunos denominan “despenalización del aborto” mientras que el proyecto de ley presentado en la cámara de diputados tiene por nombre “interrupción voluntaria del embarazo” tal como consta en el documento enviado desde rectorado como parte del expediente.
Todo hombre sabe que el derecho a la VIDA es el primero de todos. Qué sería de nosotros si negáramos este principio universal. Atento a ello, la legislación argentina defiende la VIDA, y la defiendedesde su inicio, la concepción. Dice: “Desde la concepción en el seno maternocomienza la existencia de las personas” (Código Civil, Libro Primero, De las Personas, Sección Primera, De las Personas en General, art. 63 y art. 70). En correlación con esto, nuestra legislación confiere penas como reclusión o prisión a los que causaren un aborto (Código Penal, Libro segundo - De los delitos. Tit. I, Delitos contra la personas. Cap I, Delitos contra la vida, art. 85).

Recurro ahora como referente científico a la declaración de la Academia Nacional de Medicina (hecha pública en septiembre de 2010) que afirma: “Que el niño por nacer, científica y biológicamente es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción. Que destruir a un embrión humano significa impedir el nacimiento de un ser humano.” Es decir, la ciencia ha demostrado en forma contundente que el ser humano recién concebido es el mismo, y que no es otro que el que después se convertirá en bebé, en niño, en joven, en adulto y en anciano. Y que el aborto constituye un homicidio.
Por lo tanto, la defensa a favor de la VIDA no es una cuestión ideológica sino una cuestión de riguroso valor científico pues se sabe que luego de la unión de los gametos humanos, en el interior de la célula fertilizada, se observa el ADN del nuevo ser, el nuevo ser humano, con su propio patrimonio genético.
Es en ese momento cuando se inicia un proceso vital, nuevo y diferente a los del espermatozoide y del óvulo, con esperanza de vida en plenitud. Por eso se asevera indiscutiblemente que distinguir entre el no nacido y el nacido en relación con su condición humana carece de fundamento. Si esta verdad es afirmada también por las religiones, no deja por eso de ser una verdad estrictamente científica.
Esta es entonces la razón de mi postura opuesta a legalización del aborto y/o la pretensión de abolir el delito del aborto: la VIDA, primer derecho humano, comienza en la concepción y continua cualquiera sea el nombre que se le dé al nuevo ser: cigoto, mórula, blastocisto, embrión, feto, neonato. Estos términos y otros por el estilo son usados a veces como máscaras de realidades mucho más oscuras, pues resulta más fácil decir "interrumpiré mi embarazo"que “voy a matar a mi hijo, voy a abortar”; duele menos eliminar un "feto" que  asesinar a un niño. Se trata de un lenguaje escondedor, pues no se llama a las cosas por su nombre.
La VIDA es un proceso único, que empieza en la fecundación y no se detiene hasta la muerte, con sus etapas evolutivas e involutivas. La VIDA se inicia con la concepción, esa nueva célula ya es un ser humano y por lo tanto cualquiera que provoque un aborto, comete un grave delito, un homicidio, un crimen. Y si alguno de estos inocentes nos preguntara acerca de la protección penal de su vida ¿podríamos decirle que a pesar de reconocer su condición de ser humano, su asesinato no tendría ninguna sanción?
Según lo expresado en la Resolución 343/10 del CD de la Facultad de Ciencias de la Educación y que dio origen a este expediente, “el tema refiere a una problemática inscripta en el campo de los derechos humanos y la salud pública”. Y por supuesto digo que sí, ese nuevo ser humano tiene, desde ese primer instante, derecho pleno a la vida, mereciendo respeto y protección. Y a nuestra Universidad, tal como lo establece el estatuto, le corresponde “preservar y educar en el espíritu de la moral individual y colectiva y en el respeto y defensa de los derechos humanos, de las libertades democráticas, de la soberanía e independencia de la Nación, contribuyendo a la confraternidad humana y a la paz entre los pueblos y propendiendo a que sus conocimientos sean colocados al servicio de éstos en el mejoramiento de su nivel de vida”. Por lo tanto, nuestra universidad no puede avalar una legislación que atente contra el primer derecho humano: la VIDA. Podría analizar los motivos que aducen los que apoyan la legalización del aborto. La mayoría de ellos constituyen falacias, o sea razonamientos incorrectos y engañosos, pues se presentan como si fuesen válidos sin serlo y por su contenido son psicológicamente persuasivos, aunque tal vez no se cometan con la intención de engañarnos sino por un error o descuido en el razonamiento o por ignorancia de quienes los sostienen.
Una de las explicaciones de los que sostienen el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo o aborto provocado, motivo mencionado en el archivo enviado desde Consejo Superior, es que el aborto debe ser legal porque la mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Es absolutamente cierto que una mujer es dueña de su cuerpo pero no implica que sea dueña del cuerpo de otro ser. Tal como se dijo anteriormente, la ciencia reconoce que en un embarazo hay dos vidas y dos cuerpos, el embrión no es parte del cuerpo de la madre, ni el feto es una víscera de su cuerpo: el ADN del embrión es distinto del de sus progenitores. Por lo tanto este argumento carece del mínimo sustento. La mujer embarazada que decidiese abortar no estaría decidiendo solo por su propio cuerpo sino sobre el de un nuevo ser que no es ella aunque temporalmente esté dentro de ella. Y el valor VIDA es superior al honor, a la salud psíquica y a la propiedad.
Otra causa que se invoca es la mortalidad materna a consecuencia de abortos clandestinos e inseguros, por lo que la despenalización del aborto permitiría que estos se lleven a cabo de modo higiénico (como si el problema radicara en la metodología del crimen). Dejando de lado la poca credibilidad de los datos estadísticos oficiales en la Argentina, incluso en los países con legislaciones muy permisivas sobre el aborto, el aborto clandestino sigue existiendo, por muchas razones muy fáciles de comprender como ser la necesidad de ocultar un embarazo para mantener cierta posición social.
Además, ¿existe el aborto “seguro”? Está demostrado que las distintas formas de abortar presentan riesgos (riesgo de infecciones, perforación del útero, lesión de órganos abdominales de la madre, hemorragias y embolias, infecciones sobreañadidas, paso de sustancias tóxicas al sistema circulatorio de la madre). Secuelas importantes derivadas de estas manipulaciones pueden influir seriamente en el desarrollo de embarazos posteriores. No puedo dejar de mencionar el alto riesgo de alteraciones psíquicas que pueden aparecer de forma tardía pues el aborto supone frecuentemente para la madre, aunque se someta a él voluntariamente, un fuerte trauma psíquico. En suma, ningún aborto es "seguro" para la mujer que aborta. Se trata tan sólo de una manera de hablar, por contraposición a otros métodos que implican aún más riesgo.
Pero el aborto, sea de mujeres ricas o pobres, se haga clandestinamente o bajo la protección del Estado, se practique sin medios o con la más sofisticado tecnología, es siempre el mismo crimen contra la vida de un inocente indefenso, y esta acción nunca se puede justificar.
Una acción execrable como en el caso de una violación no justifica tampoco otro crimen contra una persona inocente. Se ha de castigar al violador, no al niño indefenso, fruto del acto delictivo. Se ha pretendido justificar el aborto también en base a que el feto no es viable por sus propios medios, pero eso también es cierto respecto del bebé, el anciano o el inválido. Un razonamiento similar es aplicable a los casos de supuestas malformaciones, pero este modo de ver las cosas haría posible hasta la aniquilación de un minusválido.
Y me preocupan todos los seres humanos y todas las mujeres, desde aún antes de su propio nacimiento, sean ricas o pobres, sean cultas o ignorantes, sean muy jóvenes o adultas. Deseo que junto a la ley, vaya la necesaria y perentoria ayuda para las madres embarazadas. Para que no tengan que recurrir al aborto. Por eso no se debe mentirle con la solución mágica del aborto sino recordarles lo que casi ninguna habrá olvidado: “no puedes matar a tu hijo, es un crimen provocar un aborto”. Y no es la madre la que padece el problema más grave. El problema más serio es el del hijo. Tan serio como su propia vida. O su propia muerte.Que el aborto provocado es el asesinato de un ser humano constituye  una verdad incontrastable. Sobre la base del reconocimiento de esa situación puede empezar a hablarse de una solución al problema del aborto. Provocar abortos para evitar abortos es tan contradictorio como combatir la muerte ocasionando la muerte, o eliminar la enfermedad matando al enfermo. La estrategia más eficaz para prevenir y evitar el aborto es la educación moral y ética, sobre todo en la infancia, la adolescencia y la juventud.
Por eso, volviendo al “Pronunciamiento contra el aborto” (tal el título de la declaración de la Academia Nacional de Medicina), esta manifiesta también que “La salud pública argentina necesita de propuestas que cuiden y protejan a la madre y a su hijo, a la vida de la mujer y a la del niño por nacer. La obligación médica es salvar a los dos, nada bueno puede derivarse para la sociedad cuando se elige a la muerte como solución. Si el aborto clandestino es un problema sanitario corresponde a las autoridades tomar las mejores medidas preventivas y curativas sin vulnerar el derecho humano fundamental a la vida”. Qué enunciado tan claro y contundente!
Nuestra Constitución, Art. 75, inc 23, enumera las atribuciones del Congreso de la Nación, entre las cuales se encuentra la de "dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental". Aquí también podría repetir lo del Estatuto de la UNER, cuando dice que a ella le corresponde “preservar y educar en el espíritu de la moral individual y colectiva y en el respeto y defensa de los derechos humanos, de las libertades democráticas, de la soberanía e independencia de la Nación, contribuyendo a la confraternidad humana y a la paz entre los pueblos y propendiendo a que sus conocimientos sean colocados al servicio de éstos en el mejoramiento de su nivel de vida”. A ello deberíamos dedicarnos con más ahínco, en busca de políticas más activas en este tema para proteger la vida del inocente y a la vez salvaguardar la de la madre. Y considerando también que la adopción por terceros es una estrategia humanitaria de indudable valor.
Por supuesto también me manifiesto en contra del lema que sostienen las dos resoluciones del Consejo Directivo de las Facultades de Trabajo Social y de Educación (ver expediente). Grupos de las Naciones Unidas quieren imponer a nuestra sociedad el lenguaje del aborto (“derechos reproductivos”, salud reproductiva”). Hay que tener mucho cuidado con el abuso de aceptar estas expresiones como sinónimo de derechos humanos. Aparentemente se sigue presentando como necesidad la de frenar el crecimiento demográfico. Y estas organizaciones nos presionan al sostener que el respeto a esos derechos constituye un requisito para la ayuda económica a nuestras naciones.
Sin embargo, algunos países han hecho reservas frente a algunas de recomendaciones o planes de acción internacionales, afirmando que “cada país tiene el derecho soberano de aplicar las recomendaciones según el respeto pleno a los valores religiosos y éticos y a las raíces culturales”. Pues ¿permitiremos que una legislación internacional esté por encima de nuestra soberanía nacional y sobre los derechos y las libertades individuales, permitiremos que se desprecien nuestras convicciones respecto del bien de la VIDA, tal como lo tratan de imponer algunas ONGs con status consultivo en las Naciones Unidas?
Refuerza más aún mi actitud en contra de la legalización del aborto el hecho de que ese nuevo ser recién gestado no tiene voz propia y se encontraría completamente desamparado de prosperar la iniciativa de dejar de considerar al aborto como delito: su propia madre no lo quiere y ni el Estado lo defendería. La protección penal de ese derecho, la VIDA, debería tener la misma intensidad que la del niño, la del joven, la del adulto pues cada uno es un ser humano.
Sres. docentes, no docentes, graduados, alumnos. Elijamos y amparemos la VIDA. No abonemos las teorías del relativismo ético, no seamos escépticos, nosotros tenemos valores, pues defendámoslos. Nuestros padres no nos formaron para ser “el hombre light”. Como muchos afirman, la libertad no puede construirse sin relación a la verdad y el respeto a la libertad se nutre de convicciones firmes. Y ahora está en juego el derecho a la vida, el derecho a nacer. No debemos bajar los brazos y hacer oídos sordos. Es fundamental dar voz a quienes no tienen voz. Nuestra Facultad debe defender la VIDA, el primer derecho humano, sosteniendo que el aborto provocado constituye un delito grave y atento a ello, la ley debe conferir penas a quienes lo practicaren, tal como consta actualmente en el Código Penal. A la vez la Facultad y la Universidad deberían invertir más esfuerzos en educación y formación en la responsabilidad a quienes pueden ser progenitores.
Sin más, atte.

Numerosas firmas

Fuentes: Constitución Nacional, Código Civil, Código Penal, Estatuto de la UNER. Academia Nacional de Medicina. Documento de Arguedas, S. Páginas de Notivida.

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